viernes, 4 de marzo de 2016

APORTACIONES AL FUNCIONALISMO


William James: Para James, la verdad del conocimiento se confirma con dos conceptos básicos: el de función, entendida como la utilidad que una característica constitucional brinda a su portador, en especial la supervivencia para los seres vivos; y la adaptación, entendida como el éxito con que se logra una función determinada. Así, cualquier objeto de estudio, como los procesos psicológicos y la conciencia tienen que ser explicados en términos de función (¿para qué sirve?) y de adaptación (¿cuán bien cumple su función?). De esta forma su posición es teleologista: el criterio explicativo es la finalidad, el propósito, no las determinaciones. Esta posición se identifica como empirismo radical: utilizar el dato empírico para construir la ciencia, pero en su valor funcional, lo que no excluye la reflexión metafísica como especulación necesaria.

El objeto de estudio de la Psicología son los estados transitorios de la conciencia. La conciencia no es una sucesión discontinua de momentos estables identificados con las vivencias inmediatas, sino que constituye un flujo continuo, una corriente en la cual algunos momentos aparecen claros y diferenciables, y otros aparecen más oscuros y débiles.

Harvey Carr: Como representante del Funcionalismo, pensaba que éste era una continuación y modificación del asociacionismo y que la adaptación al ambiente era su idea principal. Pensaba que los procesos adaptativos son respuestas del organismo ante situaciones sensoriales que provocan una respuesta; estas respuestas son las que satisfacen las demandas que nos deparan estas situaciones. Este proceso completa el acto de adaptación. Estos procesos de adaptación son mecanismos de resolución de problemas, que cada individuo soluciona de una forma acorde con sus capacidades, sus posibilidades y el ambiente.

John Dewey:

Pretendía formular sobre nuevas bases una propuesta pedagógica en oposición a la escuela tradicional y antigua. Pensaba que la nueva educación tenía que superar a la tradición no sólo en los fundamentos del discurso, sino también en la propia práctica. Sin embargo, no existe un método Dewey para ser aplicado. Cuando él habla del método, lo hace desde lo abstracto, piensa que no existen métodos "cerrados y envasados". Dewey estima que la praxis educativa implica un manejo inteligente de los asuntos, y esto supone una apertura a la deliberación del educador en relación con su concreta situación educativa y con las consecuencias que se pueden derivar de los diferentes cursos de acción.
Dewey distingue entre un método general y otro individual. El primero supone una acción inteligente dirigida por fines, en cambio, el método individual se refiere a la actuación singular de educador y educando.

La propuesta metodológica de Dewey consta de cinco fases:
  • Consideración de alguna experiencia actual y real del niño.
  • Identificación de algún problema o dificultad suscitados a partir de esa experiencia.
  • Inspección de datos disponibles, así como búsqueda de soluciones viables.
  • Formulación de la hipótesis de solución.
  • Comprobación de la hipótesis por la acción.

Dewey mostró un sentido práctico para planificar y desarrollar un currículum integrado de las ocupaciones (actividades funciones ligadas al medio del niño), incluyendo previsiones de desarrollo del programa en ciclos temporales cortos.

 

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